Hoy es 4 de septiembre, una fecha que no pasa desapercibida en el mundo de la Sexología y la Salud Sexual. Los profesionales de este ámbito conmemoramos hoy el día mundial de la salud sexual, una fecha que se celebra desde el año 2010, en un proyecto iniciado por la World Association for Sexual Health (WAS), a la cual, nuestro equipo tiene la suerte de pertenecer. Hemos preparado este artículo sobre el placer sexual y 5 fichas que puedes descargarte para hablar de este tema con tu pareja.
Este día nace con un propósito: “Promover los derechos sexuales como unos derechos fundamentales en el ser humano”. Además, esta fecha trata de revindicar la globalización de la educación sexual, la atención clínica profesional de la sexología y la afirmación de la sexología como una ciencia, entre otras muchas propuestas. En definitiva, crear un mundo mejor y hacer mejor a las personas, en este caso a través de una sexualidad sana.
Este año la temática elegida por WAS gira entorno al “Derecho al placer” en una época de dificultades para la humanidad, como es, la de una pandemia mundial causada por el Covid-19. El título elegido por la organización para este día tan célebre es el de “El placer sexual en tiempos de Covid-19”.
La WAS asienta las bases del Derecho al placer en estas 6 premisas:
1. La posibilidad de experimentar placer y experiencias sexuales seguras, libres de discriminación, coerción y violencia, es una parte fundamental de la salud sexual y del bienestar.
2. El derecho al acceso a fuentes de placer sexual es parte de la experiencia humana y del bienestar subjetivo.
3. El placer sexual es una parte fundamental de los derechos sexuales, y parte de los derechos humanos.
4. El placer sexual incluye la posibilidad de diversas experiencias sexuales.
5. El placer sexual debe ser incluido en la educación, la promoción de la salud y la investigación a nivel internacional.
6. La inclusión progresiva del placer sexual favorece el encuentro con las necesidades personales, sus aspiraciones y sus diferentes realidades, que contribuyen a la salud global del ser humano.
Aprovecharemos estos planteamientos para reflexionar juntos y para ofrecer una visión profesional, clínica y social sobre la integración del placer sexual en todas las personas.
¿Qué significa “tener derecho al placer”?
La palabra “derecho” que deriva del latín y se traduce de forma literal como “lo que está conforme a la regla”, hace referencia a un conjunto de normas que permiten resolver los conflictos en el seno de una sociedad.
Si extrapolamos este definición al derecho al placer, podemos entender que este supuesto se rige por unas normas y unas leyes (biológicas, afectivas, culturales, sociales, intelectuales, políticas…) a las que debemos tener acceso para conocer, comprender e integrar dentro de nuestro proyecto de vida, gracias a la libertad y la sociedad democrática en la que vivimos, el fomento del bien común.
Es importante señalar que tener derecho al placer, no significa estar obligado al placer. A nuestro parecer, una de las mayores confusiones sociales hoy día que va de la mano de la cultura eficacista, utilitaria y superficial del sexo que los medios de comunicación y la pornografía nos quieren llegar a imponer: la supremacía del placer sexual.
Pensar que el placer es una obligación puede llevar a confundir la manera en la que algunas personas acceden al placer, justificar ciertas acciones de violencia o coerción sexual o generar sobrecarga en las parejas, entre otros desastres.
Así, será importante transmitir a las personas, que el placer sexual tiene diferentes fuentes de acceso, que cada ser humano puede conocerlas, para poder elegir hacia dónde quiere caminar en esta materia. Pero sobretodo, que el placer es una elección que debe respetar siempre los derechos humanos, la libertad de las personas y fomentar el respeto, la empatía y el consentimiento. En la mayoría de las ocasiones el placer sexual es una consecuencia de las elecciones libres de la persona.
Pongamos un ejemplo: si un adolescente piensa que debe mantener relaciones sexuales a toda costa, por la obligación de obtener placer, puede sentirse presionado a tener relaciones sexuales, en las que podría ser coaccionado, contagiarse de alguna enfermedad de transmisión sexual, también podría obligar a alguien a tener relaciones sexuales con el o ella, o simplemente, no ser capaz de pararse a pensar lo que es bueno para él o ella.
Si enseñamos al adolescente, en primer lugar, que el placer es algo bueno, y que además, es necesario aprender a elegir cómo, cuándo, dónde y, principalmente, por qué, con quién, para qué lo está haciendo, el resultado será mucho más satisfactorio, saludable y seguro.
Podemos plantear una manera sencilla de entenderlo a través del siguiente supuesto: ¿Es el placer un fin o una consecuencia?
El placer como un fin.
Si escogemos la primera opción y entendemos el placer como el único fin de la expresión y vivencia de nuestra sexualidad, podemos generar confusión y favorecer una toma de decisiones erróneas en las persona que deseen esta obtención del placer:
-Si el único fin de una relación sexual es el placer, los seres humanos nos convertimos en un mero vehículo para su consecución, dejamos de ser sujetos activos en la relación sexual y pasamos a un segundo plano, ¿El fin es el placer o el bienestar de las personas?
-Para determinadas personas focalizar el sexo en el placer o en el orgasmo (que es la exaltación del placer en la sociedad actual, como si la búsqueda de un tesoro se tratase) puede generar presión, expectativas, ansiedad o miedo al fracaso, en la persona que está experimentando la relación sexual. Más aún si esta persona no llegara a alcanzar ese supuesto placer qué busca.
- Si sólo pienso en el placer, me dejo muchas cosas por el camino: podré olvidar la preparación afectiva y corporal, el ambiente, el entorno, las miradas, entender a la persona que tengo delante, comprenderla, cuidarla, respetarla, conocer su cuerpo, bailar su ritmo, tocar sus notas, etc.
El placer como consecuencia.
Pensemos ahora en el placer como una consecuencia, una consecuencia de desarrollar a la propia persona, forjar una identidad sólida y una consecuencia de aprender a relacionarnos de forma saludable con los demás:
- Sí quito el foco sobre el placer físico en sí mismo o el orgasmo y reflexiono sobre mi propio desarrollo personal, favoreceré el autoconocimiento, la aceptación de uno mismo, una relación sana con mi propio cuerpo y comprenderá y valoraré lo que soy y lo que tengo.
- Si me conozco a mí, puedo saber dónde estoy y hacía dónde quiero caminar, para así mejorar a mi persona y en consecuencia, aumentará mi placer.
- Una vez trabajo sobre mi propio YO, es necesario desarrollar la capacidad de relacionarme con el OTRO. ¿Cuántas veces has escuchado: “El sexo es mucho mejor cuando hay comunicación, conexión y confianza”? Y así es, cuánto mejor nos relacionamos con los demás, el sexo será más placentero.
- Si volvemos a quitar el foco de recibir o dar placer, y nos centramos en la persona en su totalidad, el placer aumentará: necesitamos aprender a comunicar nuestros gustos y preferencias sexuales, aprender a pedir lo que deseamos, respetar a la otra persona, empatizar con ella y desarrollar la asertividad sexual, consensuar y acordar qué queremos. Así, sacaremos lo mejor de nosotros mismos, de la persona que tengo delante y del propio encuentro sexual.
Son dos supuestos muy diferentes y tened por seguro, que si ponemos el foco en esto último, en potenciar todas estas áreas de la persona, el placer vendrá y será mucho más satisfactorio, gustoso y duradero.
¿Qué es realmente el placer?
En 1997, Schnarch, un referente en la sexología moderna, plantea la importancia de los procesos psicológicos en la respuesta sexual. Este autor, en su “Modelo del Quantum”, considera que el nivel de estimulación que se puede alcanzar en la experiencia sexual depende de la estimulación física y también de la psicológica. Por tanto, la calidad de la experiencia erótica y la obtención del placer dependerá de aspectos fisiológicos, pero también de todo los procesos relacionales y afectivos que ocurren durante el encuentro íntimo.
Así, el placer implica a toda la persona sus deseos, sus inquietudes, sus actitudes, su manera de ser y hacer, su mundo afectivo, su capacidad relacional, su vida interior y su proyecto de vida.
Queda mucho todavía por hacer, muchas voces por alzar y también mucho placer por disfrutar. Este 4 de septiembre, alcemos la voz para reafirmar el placer, un placer como consecuencia, un placer saludable, un placer que nos haga mejores personas.
Para favorecer estas ideas hemos preparado estas 5 fichas con ejercicios sencillos para fomentar el placer en la pareja, para abrir los sentidos, despertar una mirada amplía y sana de las relaciones sexuales y poder así obtener el mejor de los placeres.
VER GUÍA AQUI:
Alejandro Villena Moya.
Psicólogo General Sanitario.
Miembro de la World Association for Sexual Health.
Coordinador Unidad de Sexología Clínica y Salud Sexual.
Consulta Dr. Carlos Chiclana.
Carlos Chiclana Actis.
Miembro de la World Association for Sexual Health.
Médico-Psiquiatra, PhD.
Director Médico, Consulta Dr. Carlos Chiclana (Madrid-Sevilla).
Comments